Discos en RAID

RAID es un acrónimo de las palabras inglesas Redundant Array of Independent Disks. Traducido significa literalmente conjunto redundante de discos independientes. En otras palabras, un RAID es un sistema de almacenamiento formado por dos o más discos duros para aumentar la capacidad o bien conseguir proteger la información, ganando tolerancia a los posibles fallos de hardware. La idea es combinar varios discos como si fuese uno solo.

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Es muy habitual que los servidores lleven dos discos duros replicados entre sí, de manera que si uno de los dos discos fallase, el sistema podría seguir funcionando sin problemas. También se usan estas configuraciones en los dispositivos de almacenaje en red (NAS). Se puede “sacrificar” un poco de espacio para ganar redundancia y garantizar el acceso a la información.

Existen varias configuraciones para los RAID, en función de la cantidad de discos que se usen y el montaje que se decida hacer. Los más habituales son:

  • RAID 0: también conocido como stripe. Esta configuración no da redundancia a la información, sino que distribuye la información en ambos discos, aumentando la velocidad de acceso. Al no haber redundancia, en caso de fallo de uno de los dos discos se perdería la información contenida en el mismo.
  • RAID 1: una de las configuraciones más extendidas y utilizadas. Se conoce como mirror (espejo). Como su nombre indica, replica la información de un disco a otro, haciendo que todo esté duplicado. De esta manera, en caso de fallar uno de los dos discos, podríamos acceder al otro sin problema y reemplazar el disco dañado por otro para recuperar el espejo. Disminuye la velocidad de escritura, puesto que hay que duplicar toda la información, pero aumenta la de lectura, ya que podemos leer de dos ubicaciones simultáneamente.
  • RAID 5: es una configuración típica en los NAS. Se conoce como el RAID distribuido con paridad. Para esta configuración se necesita un mínimo de tres discos y solamente se tolera el fallo de uno de ellos. El concepto de este es un poco más complejo que los anteriores. Se basa en que la información se distribuye en bloques y estos se distribuyen en los discos. Además se genera un bloque de paridad que nos permite reconstruir la información en caso de avería de un disco.
  • RAID 6: es similar al RAID 5 y se le conoce como distribuido con doble paridad. La diferencia radica en que la redundancia, los bloques de paridad, se distribuyen también entre los discos. Este montaje requiere de un mínimo de cuatro discos y se permite el fallo de hasta dos de ellos.
  • RAID 0+1: combina un 0 y un 1. Se necesitan 4 discos duros para este escenario. Se crean dos parejas de RAID 0 (stripe) y entre ellas se replican con un RAID 1. Es decir, es un espejo de dos RAID 0.
  • RAID 1+0: también conocido como RAID 10. También se necesitan cuatro discos. Se trata de crear dos mirrors (dos RAID 1) y hacer un stripe de ellos (RAID 0). Es decir, que tendremos la información repartida entre dos espejos.

Existen otras configuraciones que son el RAID 50 y el RAID 60, bastante menos habituales, debido a que su coste es más elevado. Se basan en combinar el RAID 5 y el RAID 6 con el RAID 0, respectivamente. Para el primer caso se requieren 6 discos y para el segundo caso 8 discos. Son configuraciones muy robustas, pero lo elevado de su precio hace que no se escojan prácticamente nunca.

La elección de la configuración adecuada depende de las características del escenario en el cual nos encontremos. El tamaño de los discos, la cantidad que usemos y el tipo de información que se quiera salvaguardar serán los factores que determinen la configuración más adecuada. Lo que es primordial es que todos los discos que se usen en un RAID deben ser del mismo tamaño y a poder ser, del mismo fabricante. En el caso de escoger discos de diferente tamaño, prevalece el tamaño del disco más pequeño, por lo que estaremos desaprovechando capacidad.

Una buena herramienta para decidir el RAID que se va a montar es la que ofrece ICC (International Computer Concepts) en su web.

Otro punto a tener en cuenta es si el RAID se configurará vía software o vía hardware. En la mayoría de los casos se recomienda hacer la configuración por hardware, ya que ofrece mayor robustez. Pero para este fin se requiere que la placa base disponga de una controladora RAID o bien adquirir una controladora que se adapte a nuestras necesidades. En el caso de no disponer del hardware necesario para esto, se puede recurrir a configurarla por software. La mayoría de sistemas operativos permiten crear un mirror de dos discos seleccionados, pero es una tarea más que tendrá que asumir el sistema operativo, con la consiguiente ralentización del mismo.

Concluyendo, los RAID son una muy buena solución para darle redundancia a los datos, ya que nos dan tolerancia a errores en los discos. Pero hay que ser un poco precavido y tener backups disponibles además de un posible RAID, para garantizar que nuestros datos están siempre accesibles.


Autor: Alex Heras
Fecha de publicación: 2014-11-17
Categorías: Tecnologías 
Etiquetas: Hardware Seguridad 
Fuente: Bitelia
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