RAID es un acrónimo de las palabras inglesas Redundant Array of Independent Disks. Traducido significa literalmente conjunto redundante de discos independientes. En otras palabras, un RAID es un sistema de almacenamiento formado por dos o más discos duros para aumentar la capacidad o bien conseguir proteger la información, ganando tolerancia a los posibles fallos de hardware. La idea es combinar varios discos como si fuese uno solo.
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Es muy habitual que los servidores lleven dos discos duros replicados entre sí, de manera que si uno de los dos discos fallase, el sistema podría seguir funcionando sin problemas. También se usan estas configuraciones en los dispositivos de almacenaje en red (NAS). Se puede “sacrificar” un poco de espacio para ganar redundancia y garantizar el acceso a la información.
Existen varias configuraciones para los RAID, en función de la cantidad de discos que se usen y el montaje que se decida hacer. Los más habituales son:
Existen otras configuraciones que son el RAID 50 y el RAID 60, bastante menos habituales, debido a que su coste es más elevado. Se basan en combinar el RAID 5 y el RAID 6 con el RAID 0, respectivamente. Para el primer caso se requieren 6 discos y para el segundo caso 8 discos. Son configuraciones muy robustas, pero lo elevado de su precio hace que no se escojan prácticamente nunca.
La elección de la configuración adecuada depende de las características del escenario en el cual nos encontremos. El tamaño de los discos, la cantidad que usemos y el tipo de información que se quiera salvaguardar serán los factores que determinen la configuración más adecuada. Lo que es primordial es que todos los discos que se usen en un RAID deben ser del mismo tamaño y a poder ser, del mismo fabricante. En el caso de escoger discos de diferente tamaño, prevalece el tamaño del disco más pequeño, por lo que estaremos desaprovechando capacidad.
Una buena herramienta para decidir el RAID que se va a montar es la que ofrece ICC (International Computer Concepts) en su web.
Otro punto a tener en cuenta es si el RAID se configurará vía software o vía hardware. En la mayoría de los casos se recomienda hacer la configuración por hardware, ya que ofrece mayor robustez. Pero para este fin se requiere que la placa base disponga de una controladora RAID o bien adquirir una controladora que se adapte a nuestras necesidades. En el caso de no disponer del hardware necesario para esto, se puede recurrir a configurarla por software. La mayoría de sistemas operativos permiten crear un mirror de dos discos seleccionados, pero es una tarea más que tendrá que asumir el sistema operativo, con la consiguiente ralentización del mismo.
Concluyendo, los RAID son una muy buena solución para darle redundancia a los datos, ya que nos dan tolerancia a errores en los discos. Pero hay que ser un poco precavido y tener backups disponibles además de un posible RAID, para garantizar que nuestros datos están siempre accesibles.
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